domingo, 8 de marzo de 2020

Educación ambiental: consumo y hábitos sostenibles

Si bien es cierto que la educación ambiental es necesaria la implicación de las administraciones (no en vano está incluida de forma muy patente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible), fomentar una cultura de consumo sostenible y desarrollar hábitos cotidianos en ese sentido es algo que puede trabajarse desde los centros educativos y merece la pena, pues la conducta de todos y cada uno de nosotros sí que importa y puede marcar la diferencia de cara a conseguir un cambio en el modelo de desarrollo que se base en la sostenibilidad.

Para conseguir modificar o desarrollar hábitos en el alumnado hay que conseguir que adquiera conciencia, pero ello implica primero adquirir conocimientos. No basta con decir que hay que reciclar o ahorrar agua, sino entender por qué. Y en eso es crucial la intervención del profesorado. Como apunta la frase que se atribuye al reconocido ingeniero forestal senegalés Baba Dioum, las personas solo apreciamos lo que entendemos y solo entendemos lo que nos han enseñado o hemos podido experimentar.  

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Eso sí, en la secuencia conocimiento -> concienciación -> participación, no quedarnos solo en las dos primeras fases, pues entonces nos quedaríamos en mera "información sobre el medioambiente" sin desarrollar una educación ambiental completa.

Como indican en esta web "La enseñanza primaria es una etapa clave en el desarrollo de la conducta, la conciencia social y la solidaridad. En el colegio aprendemos valores y comportamientos que nos acompañarán en la edad adulta y nos definirán como ciudadanos. De ahí la importancia de despertar el interés de los escolares por el cuidado y la protección del medio ambiente durante esta etapa. La educación ambiental para niños pretende que estos hagan del cuidado de la naturaleza un estilo de vida, en lugar de limitarse a estudiarla. Esta disciplina busca que los menores desarrollen un pensamiento ecológico firme y potente, y lo utilicen para enfrentarse a los actuales retos medioambientales desde la participación y el compromiso." Por eso es necesario plantear propuestas educativas tanto en los ámbitos formales e informales, considerando que "muchas de estas actividades se pueden realizar en el patio del centro o en cualquier parque de la ciudad. En la calle es posible aprender de las plantas, los árboles, los ríos, los pájaros o los insectos, pero también de problemas medioambientales como la contaminación, la emisión de gases, el consumo energético, el reciclaje, el aprovechamiento del agua, etc.".

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Por ejemplo, integrar tareas de limpieza dentro de una actividad de salida al exterior es una forma inmejorable de tomar conciencia de lo que ocurre con los desechos que no procesamos debidamente. Para ello, podría realizarse una actividad articulada en torno a una visita a una biofactoría como las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) que existen en las ciudades y, concretamente, en Granada, donde se ofrecen de forma gratuita.

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También podemos sacar ideas para diseñar actividades a partir de documentales y reportajes que actualmente abordan el tema de la sostenibilidad. En este sentido, os recomiendo los dos siguientes: "La ciudad del mañana" y "El país del agua", que son realmente interesantes y nos pueden dar claves para trabajar en el aula. Un ejemplo de dinámica de educación ambiental con formato de juego lo podéis encontrar en la web del Ministerio para la Transición Ecológica y en el blog de uno de sus autores. Como se indica en la guía del juego, se trata de "construir de forma colectiva un mapa conceptual visual sobre el cambio climático, que nos permita analizar este fenómeno complejo desde sus orígenes físicos hasta las posibles soluciones y comprender la trama de relaciones que se establecen en el medio ambiente, entendiendo este como un sistema". 

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